El acceso circunstancial a la pornografía se puede producir desde los 8 años. Su consumo por parte de chicos adolescentes comienza a normalizarse a partir de los 13 años. Tu hijo probablemente está en este grupo, con la mayoría, y lo consume desde el ordenador de su habitación o desde cualquier lugar usando su móvil. La facilidad de acceso, el “anonimato” y la gratuidad están de su lado.
El contenido pornográfico está dirigido a personas adultas y su consumo no es recomendable para menores de edad porque se considera que no tienen la madurez suficiente para afrontarlo de forma positiva.
Por otro lado, el consumo habitual del porno más popular puede tener consecuencias negativas para cualquier persona, pero especialmente para los chicos adolescentes como él. Puede tener efectos negativos para la salud y bienestar de tu hijo, pero también para el de las chicas adolescentes con las que se relaciona y el de las mujeres en general.
Hay que ser realista; evitar el acceso a contenido pornográfico por parte de menores de edad es por el momento imposible. La legislación es insuficiente o no puede aplicarse en la práctica y el filtrado de contenidos tampoco es una solución demasiado útil a ciertas edades.
Hacer algo es también TU RESPONSABILIDAD como padre o madre. Debes tomar cartas por el bien de tu hijo, pero también para contribuir a una sociedad más igualitaria y sin violencia hacia las mujeres. Aquí tienes algunas ideas para ponerte manos a la obra:
Desde PantallasAmigas, la lucha contra los efectos nocivos del consumo regular o abusivo de pornografía mainstream, donde la violencia tiene notable presencia, es una prioridad en tanto que confluyen cuatro de nuestras prioridades: